Daniel Llamas

¡Gracias por venir!

Si has llegado hasta esta página mágica quiere decir que te has leído «El Diseño NO Existe» o que has hecho trampas. En ambos casos, es evidente que tienes curiosidad por ampliar el contenido original del libro. 

El origen del libro

Todo empezó en 2021 cuando Macedonia, nuestro estudio colaborativo, nos apuntamos a una convocatoria de innovación cultural llamada Innocult, promovida por la Fundación Zaragoza Ciudad del
Conocimiento y el centro Etopia.

El proyecto que propusimos fue realizar una investigación sobre cómo trabajan diferentes tipos de organizaciones con sus respectivas comunidades y qué entiende cada una por el concepto de innovación cultural.

Durante el invierno de 2022 mantuvimos múltiples conversaciones con varias decenas de entidades (entre ellas, un banco, una consultora, un museo, una multinacional de alimentación, un centro de formación, una startup, una cadena de hoteles, un ayuntamiento o un espacio de eventos)… y aprendimos un montón.

El resultado fue un informe que no tenemos publicado abiertamente pero, por ser tú, te lo regalo: 

🥝 INFORME DE INNOVACIÓN CULTURAL DE MACEDONIA (abril 2022)

Como comprobarás al leerlo, constituye los cimientos de lo que luego ha evolucionado en el libro.

La razón de animarme con el libro es lo que podríamos llamar como «serendipia planeada». En mi lista de 100 cosas que hacer antes de morir, tenía anotado «escribir un libro», por lo que no tuve que pensármelo dos veces  en el momento en que conocí a Jacobo Feijoo y surgió la oportunidad de activar todo este proyecto.

La metodología para escribirlo

Otra cosa de la que os habréis dado cuenta es que me encantan las metodologías y siempre estoy pensando cómo encontrar una nueva forma de hacer algo para hacer ese proceso más cómodo, más rápido o más productivo.

Cuando me puse con el libro, llevaba meses escribiendo las entradas de esta web, a las que llamo Soflamas, pero nunca había encarado el reto de escribir algo realmente extenso. En este caso, como tenía todas las ideas en la cabeza, me salió prácticamente del tirón.

En cierto modo, he trabajado con una (nueva) metodología a la que podría acuñar «lean writing». En lugar de depurar y profundizar capítulo a capítulo de forma secuencial, he escrito el libro aplicando una sucesión de ciclos que revisaban siempre el libro en su conjunto.

Por ejemplo, primero volcaba todas las ideas y ejemplos que necesitaba «escupir» cuanto antes para que no se me olvidaran. En la segunda pasada, agrupaba todos esos conceptos por capítulos y bloques de contenido. En la siguiente pasada, bocetaba el contenido de cada párrafo tomando de referencia esas ideas ya previamente ordenadas. En un nuevo ciclo, afinaba con la sintaxis y gramática adecuada. En la última pasada, me cercioraba de que no había repeticiones o incoherencias entre capítulos.

Como soy un escritor novel, desconozco cuáles son los procesos creativos que utilizan otras personas en sus relatos, pero este ha sido el primero al que he llegado utilizando la intuición de mi mente analítica.

Esta forma de escribir es la que aplico semana tras semana a la hora de decidir qué contenido envío por correo cada semana. Durante estos meses escribiendo, he generado un sistema de conocimiento (también llamado Cerebro Virtual) donde tengo indexados todos aquellos conocimientos, conceptos e historias que quiero contar algún día y, cuando me toca escribir, realmente es como montar una figura de Legos: primero elijo adónde quiero llegar con la Soflama (qué quiero compartir); después me centro en el comienzo (la historia detonante que sirve de introducción) y, finalmente, cuál de mis reflexiones anotadas me puede servir de pegamento narrativo entre ambas partes.

Parece complejo, pero luego me he dado cuenta de que, por ejemplo, Los Simpsons utilizan la misma estructura en todos sus episodios. Siempre empiezan con unas escenas iniciales que acaban desencadenando en la trama principal del capítulo (la cual se acaba desconectando de la citada introducción), para finalizar con un cierre anecdótico.

Y tú, ¿cómo escribes? ¿Tiene sentido este proceso para ti? Cuéntamelo y charlamos sobre el tema.

Para un rato, una errata

Mira que hemos repasado el texto veinte veces entre varias personas antes de enviarlo a imprenta pero, qué le vamos a hacer, siempre se cuela algo. De momento, me han identificado:

En la página 20, pongo muchas palabras en femenino para hacerme el inclusivo, pero me he despistado de que la palabra «clienta» ya está en la RAE.

En la página 21, hablo de «muebles de dseño» donde obviamente falta una letra, aunque sería un buen nombre para una estudio de mobiliario.

En la página 81, pone «manos a la cobra» en lugar de «manos a la obra». Podríais pensar que es un juego de palabra homenaje a mi querida Chenoa, por lo que corramos un tupido velo.

En la página 129, digo que «me ha quedado a mitin político» y esa expresión es demasiado pobre para el nivel del resto del libro, mucho mejor decir «me ha sabido a» o «me ha quedado como un».

Bueno, y unas cuantas más, que como tenga que poner un chiste a cada una no acabamos: en la página 45, debería ser «toda» y no «todo»; en la página 69, mejor decir «cómo se justifican» o «en qué se escudan», queda raro como está; en la página 103 le falta una «s» a «claro»; en la página 115 debería decir «escaquearse» y, además, «signifique» en subjuntivo; en la 146 es mejor poner «otra gente»; en la 148 falta una «s» a «haces» y en la 169 debería ser «defendemos».

Apreciaciones cuestionables

Aquí van aquellos errores que me han señalado, pero que realmente tenían una belleza en sí mismos.

En la página 24 hablo de que se pudren las flores, pero realmente se pudren las hojas o se marchitan las flores. ¿Acaso no se ha entendido?

En la página 52 hablo de las «páginas naranjas del periódico» y se supone que se llaman «páginas salmón». Bueno, sí, las de economía.

En la página 66 hablo de que mi peluquero utiliza espuma de afeitar y eso debería hacerlo el barbero. ¿Quién prohíbe a mi peluquero hacer un focus group con el material que considere?

En la página 80 estoy contando una historia de Kodak después de hablar de tirarse a la piscina y de repente me metaforo encima hablando ahora de junglas. Si lo peor es que tienen razón.

En múltiples ocasiones resaltan mi nulo conocimiento sobre: cocina, jardinería y dar medicina a los gatos.

Otras recomendaciones

Muchas de las Soflamas que he escrito previamente tienen relación con el contenido de «El Diseño no Existe», como preámbulos salpicados a los que el libro ha dado una consistencia.

En concreto, te recomiendo: 

💊 #1 ¿Y si no tengo que llamar veinte veces?

⚽ #5 ¿Y si el Diseño no da pa’ más?

🏋 #9 ¿Y si dejamos de ser horizontales?

🎾 #13 ¿Y si echamos las bolas a la red?

💯 #16 ¿Y si la creatividad está sobrevalorada?

🎮 #20 ¿Y si los juegos ahora están mal diseñados?

🚗 #24 ¿Y si hacemos las cosas bien?

⛪ #25 ¿Y si Milán no es la ciudad del Diseño?

🏄 #28 ¿Y si las tablas de surf no vuelan?

🧼 #30 ¿Y si el Design Thinking ha caducado?

 

Además, si te interesa ampliar con referencias que me inspiraron en su día a entender el diseño, las comunidades y la innovación como lo hago, te recomiendo:

Qué tengo entre manos

Al final las palabras se las lleva el viento, por lo que sería un poco cínico gastar tantas líneas hablando de innovación pública, pero luego no demostrarlo con proyectos que tengan algún tipo de impacto.

De algunos he hablado en el libro, otros han sucedido después y otros están aún por suceder. Pero ahora mismo me gustaría que cotillearas sobre:

🦦 Actitud Hateblockers, un juego de mesa destinado a concienciar a adolescentes sobre los discursos de odio en redes sociales.

🌱 La comunidad vibio.land, un ecosistema sostenible de viviendas en el Ávila rural, 

🧪 El programa CR3CE, donde acompañamos a personal de investigación de la Universidad Carlos III de Madrid para ayudar a tomar decisiones estratégicas sobre sus proyectos.

🔮 El falso documental sobre el futuro de la administración pública a partir de las narrativas surgidas en el taller especulativo que montamos en el LAAAB del Gobierno Abierto de Aragón.

🏛️ El laboratorio de innovación cultural que estamos montando en el Museo Nacional de Artes Decorativas para construir colectivamente el futuro del museo.

Un último favorcillo que te pido

En la página donde anuncio el libro estoy construyendo una sección con algunos testimonios bonitos de aquellas personas que me habéis leído. Agradezco de corazón que puedas escribir en este formulario tu crítica (a poder ser, constructiva). Lo que más te ha gustado, lo que has aprendido, las ideas que te hayan venido, si te ha hecho gracia especialmente algún chiste… qué le contarías a tu tú del pasado para generarle más hype y decidirse a leerlo.

No te preocupes, escribe sin filtro, ya me encargo yo de recortarlo luego.

Ah, y si quieres salir posando con el libro en esa página, mándame tu foto que la incluyo. ;D

Ahora quiero aprender de ti

Si te ha gustado lo que has leído, te propongo que mantengamos el contacto.

Creo que en el libro ya ha quedado claro que me dedico a diseñar. Sin embargo, es más habitual que te hable de psicología, sociedad, gamificación, estadística, apocalipsis o cualquier otra cosa que haya despertado mi promiscuidad intelectual.

Si tú también eres de esas personas, déjame tu correo y prometo que lo cuidaré bien. Cada semana envío un mensaje donde te cuento una anécdota, una experiencia o una historia curiosa y lo enlazo con un aprendizaje o una reflexión que estoy seguro de que servirán para germinar nuevas conversaciones y oportunidades..

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