Daniel Llamas

🚗 #24 ¿Y si hacemos las cosas bien?

Érase una autoescuela con una metodología transgresora de espíritu ágil. Su lema es buscar el fallo rápido para aprender cuanto antes. Toma el volante y déjate de manuales. Que unos cuantos coches siniestrados y accidentes diarios no sean óbice para aprender a conducir en base a prueba y error.

La mentalidad estartapera de perder el miedo al fracaso sin duda tiene una moraleja positiva, pero a veces nos creemos que se trata de favorecer el error constante. Eso sólo funciona cuando ya tienes dinero de antes.

Navegando en el concepto del error, en los últimos años me ha inquietado el equilibrio entre horizontalidad y laxitud.

He participado en laboratorios ciudadanos donde he tenido que negociar cada consejo sobre áreas de diseño con personas ajenas a toda metodología. Entiendo que exista un ejercicio mutuo de didactismo, pero el consenso absoluto encierra este tipo de trampas.

Si cualquier persona tiene la misma autoridad para hablar sobre un tema que la experta, estamos trivializando los saberes, y eso también va en contra de la esencia de los laboratorios. Se confunden demasiado a menudo los conocimientos técnicos con las áreas de opinión.

Esto ha sido un constante en la eterna herencia de AIDI y la transmisión de aprendizajes comunitarios.

¿Es realmente efectivo que cada persona nueva viva todos los errores uno a uno hasta llegar al estado mental de su predecesora?

Normalmente esto ha dolido poco porque no cumplir con objetivos nunca ha sido algo mortal. ¿Qué puede pasar? ¿Perder unas horas? ¿Generar un poco de estrés o frustración?

Por experiencia, esas pequeñas horas y frustraciones se acumulan en montañas y, cuando llegas a la cima, ya se te ha perdido la motivación que te empujó a escalarla.

Tres aprendizajes sobre este tema:

1. Siempre es mejor hacer las cosas bien que hacerlas mal. Aunque sea una chorrada, marquémonos la definición de “bien” antes de empezar. Claro que podemos aprender del fallo, pero no nos aboquemos a él, que de los éxitos también se aprende.

2. Las herencias, de la mano. Una brecha abrupta pierde conocimientos. Los procesos de acompañamiento, facilitación y documentación son esenciales para que las nuevas personas en algún momento pasen de aprendices a mentoras.

3. Si hay que fallar, que la responsabilidad caiga desde arriba. Un fallo a destiempo puede desubicar a la persona recién llegada y alentar la aparición de inseguridades. La veterana tendrá mayor tolerancia al error, maniobra de corrección y mecanismos para integrarlo en su metodología.