Daniel Llamas

🚘 #42 ¿Y si conducimos peor que la media?

Esta pregunta se hizo a decenas de personas en diferentes países y momentos de la historia con el resultado de que el 80% contestaron que saben conducir mejor que la media. ¡JA!

Esto se llama el sesgo de autoservicio (buscadlo, que de verdad que no me lo invento).

Es curioso que la vanidad que tenemos con esto, luego no la mantenemos en lo profesional.

O, al menos, en mi entorno generacional porque, si hiciera la pregunta de si trabajas mejor que la media, os prometo que habría que organizar una brigada policial para dar con alguien que piense que está por encima.

Y mira que tengo compañeras que son las personas más inteligentes que conozco, escribiendo libros que te explotan el cerebro, montando proyectos increíbles por otros países, liderando iniciativas preciosas… qué le vamos a hacer, no pensamos que estemos en el top tier.

Como no nos sentimos brillantes, intentamos compensar el talento con esfuerzo y buenas intenciones para hacernos un hueco.

Nosotros, jóvenes ingenuos de Macedonia, siempre hemos intentado hacer las cosas bien a ver si, de tanto sembrar, algo germinaba algún día.

Por eso, cuando nos escriben estudiantes descarriados pidiendo prácticas pensando que somos una empresa, siempre contestamos ofreciendo ayuda (aunque luego ya no nos contesten).

Por eso, ofrecemos repetir hasta tres veces la misma reunión a una persona a la que se le ha olvidado (aunque luego no acabemos teniéndola).

Por eso, acabamos escuchando desahogos existenciales del cliente de un potencial proyecto (aunque luego, sorpresa, no salga).

No lo cuento por victimismo, sino por convencimiento.

Porque no me arrepiento.

Porque llevamos años pensando en hacer las cosas de una determinada manera.

No creo en el karma, pero creo en la conciencia tranquila.

Pensamos que todo el mundo nos da mil vueltas (otro síndrome, esta vez el del Impostor) cuando lo que no sabíamos es que simplemente siendo, ya somos mejores que muchos.

Que las buenas intenciones no eran el camino hacia los logros sino la esencia de los mismos.

Simplemente, contestando los correos y no olvidándonos de cuando hemos quedado, ya estamos por delante de quienes juegan con tu tiempo.

Simplemente, acordándonos de cómo se llama la gente y preguntando “¿qué tal?”, ya estamos por delante de los que te miran por encima del hombro.

Simplemente, soltando chistes y manteniendo la sonrisa, ya estamos por delante de quienes van amargados por la vida con chutes de adrenalina caducada.

Simplemente, hablando con honestidad y transparencia, ya estamos por delante de quienes nos intentan atragantar con sus fórmulas tan mágicas como tóxicas.

Porque si alguien en tu primera cita llega tarde, se le olvida tu nombre, te vende humo y, para rematar, pone cara de asco… joder, muy buenas capacidades de seducción tiene que tener para que acabe ligando contigo.

Luego ya haremos mil millones de cosas mal: la cagamos, lo arreglamos, nos pasamos de rosca, echamos más horas de las que toca, nos lanzamos a piscinas vacías… hay meses en que nos cuesta sobrevivir, en otros de repente nos hace embudo todo pero, qué demonios, si cada vez nos llaman más, algo estaremos haciendo bien.

A ver si el truco era simplemente creérnoslo un poco.

Pd: Yo no conduzco mejor que la media, lo siento, tengo testigos.