No me vais a creer, pero esta Soflama lleva escrita meses.

Desde que tenía claro que Chanel iba a conseguir una posición histórica en Eurovisión y que el Real Madrid iba a ganar -de nuevo- la Champions.

El truco para hacer este tipo de predicciones es fácil: apostar por lo más probable.

¿Y qué suele ser lo más probable? Que gane quien es mejor.

Pero ojo, llevar algo bueno no garantiza ganar. Incluso no te garantiza no perder.

Pero llevar algo malo sí te garantiza no ganar.

Por eso no debemos perder la cabeza por una buena propuesta a Eurovisión, si eso solo va a ocurrir una vez.

Porque la insistencia es la clave del éxito.

Desde la última vez que ganó Eurovisión, Italia ha conseguido quedar entre los diez primeros en 10 de sus 13 participaciones, hasta que ha vuelto a ganar.

El Real Madrid gana muchas Champions porque las juega todas, y siempre sale a ganar, no a no perder.

Las victorias épicas son menos frecuentes de lo que las recordemos. O quizá las recordamos más precisamente porque son poco frecuentes.

Con los proyectos pasa lo mismo.

A veces nos cegamos y buscamos constantemente el petardazo (o el chanelazo, o el maracanazo, o equivalentes).

Pero si todo te lo juegas a una carta te arriesgas a que pueda pasar cualquier cosa.

Por esa razón, mi estrategia desde hace varios años ha sido la diversificación: Macedonia, OIC, AIDI, la universidad, los eventos, los encargos…

Reconozco que alcanzar ese equilibrio es difícil.

Sé que hago muchas cosas distintas. Quiero hacerlas suficientemente bien para sentirme siempre en forma y, por tanto, aumentar la probabilidad de que, de repente, la suerte y la oportunidad se alineen.