A los millennials nos encanta usar palabras que terminan en -ing.

Running, twerking, networking, nesting, streaming… y ghosting.

Para quien no conozca este último término, básicamente es cuando alguien te ignora, te deja de hablar, sin motivo aparente. Se usa sobre todo en el contexto Tinder (es decir, dating).

La cosa es que a nivel laboral, noto una mayor tasa de ghosting online que hace un par de años.

Convocatorias en calendario y todo, pero la persona acaba no apareciendo.

Cuando acudes a un congreso virtual (pagando) y recibes un par de ghostings, puedes atribuirlo a despistes.

Cuando sucede sistemáticamente, debe tener alguna explicación.

Es el equivalente a llegar a una feria presencial y encontrarte todos los stands vacíos (también lo he visto).

¿Han dejado de interesar los eventos virtuales?

Quizá el problema está cuando esos eventos virtuales son una contraparte de un evento presencial.

Una contraparte, no un complemento.

Para quien está en persona: estás en un sarao con todo el jaleo, normal que pases de videollamadas.

Para quien está online: estás viendo una charla que se va a quedar en Youtube, ya la verás luego.

La culpa no es de quienes casualmente han decidido ausentarse en masa, sino de la falta de alicientes para que la experiencia se cumpla como esperas.

Producimos eventos como churros, pero luego lloramos cuando nadie nos toma en serio.

Todavía nos queda mucho que aprender sobre virtualidad, y mira que hemos tenido oportunidades.