Daniel Llamas

🤒 #23 ¿Y si nos programamos las fiebres?

A nadie le gusta tener un poco de fiebre, ¿cierto?

Pero si lo analizamos con cuidado, muchas veces lo que más nos fastidia no es la propia fiebre, sino:

1/ El trastorno que nos causa interrumpir nuestra rutina sin saber cuándo nos recuperaremos.

2/ La preocupación de no saber por qué la tenemos y si va a ser más o menos grave.

En cambio, la fiebre causada por ejemplo por la vacuna, es una fiebre controlada, provocada. Sabemos cuándo sucede y cuándo debería irse. La podemos llamar “fiebre programada”.

Y esa fiebre, aislando los dos elementos anteriores, tiene un componente terapéutico, casi purgatorio, que no está tan mal.

Hoy es mi día para tener la fiebre programada de la tercera dosis y, por eso, estoy delirando.

Anécdota aparte, esta metáfora me lleva a plantear… ¿por qué no todas las organizaciones y equipos programan sus fiebres?

Siempre nos encontramos con que todas las fiebres (a.k.a. problemas) surgen siguiendo los dos patrones de arriba: suceden de repente poniendo todo patas arriba y encima no sabemos cuándo o a costa de qué vamos a resolverlo.

Es cierto que algunas fiebres pueden complicarse imprevisiblemente pero, por lo general, son controlables y programables. Una práctica muy sana para purgar un equipo de malos pensamientos y resquemores futuros.

A esto a veces se le llama sesión de retro, check de equipo o irse de cañas, pero nos solemos preocupar más de poner mantas mutuamente para simular que está todo controlado, en lugar de hacer el verdadero ejercicio de controlarnos las temperaturas.

Programemos fiebres de equipo antes de que lleguen solas y purguemos las desconfianzas cuando todavía tenemos fuerza para ello.