La semana pasada celebramos el séptimo cumpleaños de AIDI con el primer evento presencial tras la pandemia.

Si no te has enterado de esto es porque estás en total desconexión con mis redes y, además, no leíste mi primer envío de correo. Porque he sido muy pesado anunciándolo.

La cosa es que el evento fue un absoluto éxito. He organizado muchos eventos con AIDI y me atrevo a decir que ha sido uno de los tres que mayor feedback positivo ha recibido.

¿Y sobre qué fue el evento?

SOBRE NADA.

Nuestro nuevo formato consiste en coger un evento y desnudarlo.

Vamos siempre con el sesgo de que todo el mundo quiere una charla inspiracional, una masterclass, un taller con canvas que rellenar, una mesa redonda, unas diapositivas, un networking donde hacer negocios… pero tras esta época tan turbulenta resulta que sólo queremos divertirnos.

Así nos quedamos con una esencia muy interesante: ir a un sitio, conocer gente y pasarlo bien.

La incertidumbre, la improvisación e incluso el caos provocado son elementos que juegan un papel fundamental.

Da igual cuál sea la temática, porque sé que me voy a reir, como Ilustres Ignorantes.

Una comunidad totalmente congelada en el mundo virtual de repente se convierte en calor y motivación, a raíz de una sola tarde.

Con tres mil horas y tres mil euros menos de preparación que otros eventos que acababan consiguiendo el mismo impacto.

Lo mismo en tres meses la gente quiere volver a hablar de trabajo pero, hasta entonces, vamos a disfrutar de un buen Sarao.