Análisis Morfológico
La fase divergente -a la hora de encarar la solución de un proyecto de diseño industrial- es divertida. Brainstormings por allí, sketches por aquí… si todo va bien (que no es el tema hoy) llegamos a un punto en el que nos encontramos inundados por una pila de propuestas que contemplamos pensando: y ahora, ¿qué?
Hace poco en un curso online descubrí una herramienta llamada Análisis Morfológico que me llamó mucho la atención porque básicamente estructuraba y desarrollaba algo que ya llevaba años haciendo sin nombrarla. De hecho, no es la primera herramienta para diseñar que bebe de unos procesos más similares a los de la ingeniería, como también puede ocurrir con la TRIZ.
El análisis morfológico descompone un objeto en tantas dimensiones como variables sean susceptibles de ser individualmente diseñadas y ayuda al diseñador a contemplar todas las opciones ideadas para cada una de esas variables, presentando un escenario que te ayudará a tomar decisiones.
¿Qué? Vamos a coger un caso extremadamente sencillo para entenderlo. Pongamos que queremos diseñar un tenedor y a todos nos viene automáticamente qué forma debe tener, pero… ¿acaso sólo existe un tipo de tenedor? Si nos ponemos a descomponerlo en sus múltiples dimensiones, podríamos enumerar una larga lista de variables:
- Número de puntas.
- Forma de cada punta.
- Proporción puntas/cuerpo.
- Material del cuerpo.
- Mango.
- Longitud.
- Grosor.
- Curvatura.
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